. A las realidades fuertes les pasa lo mismo. Sin embargo, nos pasamos la vida intentando fortalecer nuestras vidas. Así se rompen los matrimonios, las relaciones laborales, las amistades, los países: haciéndose fuertes. Cuanto más consiguen su propósito, mayor es el número de pedazos que, cuando explotan, se esparcen sobre la tierra.