—¡Por fin seréis dos chicas, Lena! —dijo Ylva emocionada—. Será estupendo para el ambiente.
A Lena parecía que acababan de estamparle un pastel de nata en la cara.
—¿Ambiente? —rugió Lena—. ¡Me importa un pimiento el ambiente! Éramos Theo y yo los que íbamos a construir… lo que tú ya sabes, Theo. Y era un secreto