—No creo que los guerreros de Olso sientan nervios —dijo Cas riendo.
—Preocupada, pues. No todo mundo es tan fuerte como parece, ¿sabes?
—Y no todo mundo es tan débil como aparenta —dijo reclinándose y tronándose un nudillo.
—¿Te refieres a mí? —preguntó ella rápidamente.
—No en realidad. Es algo que mi madre siempre dice.
—Ah.
—¿Estabas aparentando ser débil? —preguntó Cas—. Porque entonces no quiero imaginar tu verdadera fuerza.
Mary rio a carcajadas, sin una pizca de vergüenza. Cuando reía liberaba algo que estaba muy adentro de ella.
—No —respondió—. Por supuesto que nunca he tenido que fingir debilidad. Pero tu madre tiene razón: que lo subestimen a uno tiene ventaja.