La creencia, deducida de ello con demasiada premura, conforme a la cual bastaría con liquidar a los Otros para conseguir la libertad perfecta, constituye una falsedad psicológica, comparable con la falsedad física que intentara hacernos creer que, puesto que la forma del recipiente condiciona la del agua en él contenida, bastaría con romper todos los recipientes para dar al agua la «libertad perfecta».