Entonces, cuanto más clara y definida sea tu imagen y cuanto más la contemples y acentúes todos sus encantadores detalles, más fuerte será tu deseo; y cuanto más fuerte sea tu deseo, más fácil será que mantengas fija tu mente sobre la imagen de lo que quieres.
No obstante, aparte de ver simplemente la imagen con claridad, es necesario algo más. Si eso es todo lo que haces, eres solo un soñador y tendrás poco o nada de poder para que se cumpla.
Detrás de tu clara visión debe existir la intención de hacerla realidad; de plasmarla en una expresión tangible.
Y detrás de esa intención, debe existir una fe invencible e inquebrantable de que la cosa ya es tuya; es decir, que está «al alcance de la mano» y solo tienes que apoderarte de ella.
Ahora puedes advertir que con solo desear no es posible lograr la materialización. Es necesario el deseo, la visión, la intención y la fe.
Vive mentalmente en la nueva casa, hasta que se plasme físicamente a tu alrededor. En el reino mental, ingresa de inmediato en el disfrute total de las cosas que quieres.
«Independientemente de lo que pidas cuando rezas, cree que lo recibirás y vas a tenerlo», dijo Jesús.