Intercambiábamos mails eternos como antes se intercambiaban cartas. Las frases más hirientes y las más hermosas que me habían sido dedicadas en toda mi vida.
Inspiradas siempre en los diálogos de Antes del amanecer, todo era un misterio que develábamos juntas, con jazz de fondo, Los Beatles, Fiona Apple, Björk. Ella me mostraba música nueva, rara, yo le daba permiso para enredarse en la cultura popular y mirar Hannah Montana, sin que eso significara que perdía sofisticación