Hay horror sagrado bajo los porches del enigma; esas entradas sombrías están abiertas, pero algo nos dice, a nosotros, caminantes de la vida, que no se entra. ¡Desgraciado el que allí penetre! Los genios, en las profundidades inauditas de la abstracción y la especulación pura, situados, por así decirlo, por encima de los dogmas, proponen sus ideas a Dios. Su oración ofrece audazmente la discusión. Su adoración interroga. Esto es la religión directa, plena de ansiedad y de responsabilidad para el que le tienten las escarpaduras