y el recurso frecuente a las leyes antidifamatorias por parte de Correa, quien de hecho no es amigo del periodismo, a cuyos integrantes llama “desgracia humana, bestias salvajes e idiotas que publican basura” (cit. en Conaghan y De la Torre, 2008: 278). En líneas generales, sobre América Latina puede señalarse:
En lo vinculado a cuestiones de prensa, el antiliberalismo del populismo se ancla en la convicción de que el Estado es necesariamente una fuerza de bien que no requiere controles ni equilibrios sólidos y eficaces. Las políticas populistas en materia de medios, al igual que su concepción del periodismo, están insertas en la convicción de que el Estado es inherentemente una fuerza positiva de transformación y, por ende, no son necesarios los mecanismos de rendición de cuentas (incluida una prensa crítica) (Waisbord, 2012: 14-15).