John se puso a coquetear con el consumo de heroína. Cuando empiezas a meterte heroína y luego te alejas de ella y no te estás sintiendo muy bien, el tema te pesa mucho y la cabeza te da vueltas en plan: «Joder, hay una tía y un puto camello esperándome en casa. Podría vivir sin el clima y la comida alemanas». A lo mejor John estaba comportándose como un gilipollas, pero no cuesta imaginar por qué alguien termina adoptando esa actitud en mitad de doce entrevistas; algunas veces los periodistas son decentes, corteses, considerados y están interesados en la música, pero otras veces son abominables, te dan ganas de abofetearlos y decirles que se larguen porque son unos mezquinos desconsiderados y solo quieren hablar de cuestiones groseras