Algo que nos mata o que nos deja medio vivas
arremete haciéndose pasar por «fuerza mayor»
en el Chad, en el Níger, en el Alto Volta:
sí, ese dios masculino que obra en nosotras y en nuestros hijos,
ese Estado masculino que obra en nosotras y en nuestros hijos
hasta que nuestros cerebros quedan embotados por la malnutrición,
pero aguzados por el ansia de supervivencia,