Andrés Acosta

  • Ann Lophas quoted2 years ago
    —Y usted —carraspeó Fabio luego de un rato— ¿por qué se quiere morir?
    —Digamos que estoy loca.
    —¿Cómo loca?
    —Sí, loca, soy demasiado frágil para el mundo —suspiró—, como esos genios atormentados que nadie entiende. Haga de cuenta Van Gogh, nada más que no pinto. En realidad no tengo ningún talento. Soy una perdedora natural.
  • Josué Osbournehas quoted2 years ago
    Aquí es donde una mariposa blanca se desprende de sus alas y aun así logra levantar su vuelo. Aquí es donde un papel se rompe, pero no desparece. Aquí es donde una palabra se quiebra, pero no pierde sentido. Aquí es donde la historia se desdobla como una burbuja, porque incluso en los momentos más oscuros, hay alguien que mira; alguien que se da cuenta de lo que te entristece. Y cuando digo oscuro, es porque de veras tiene una cara del color de la noche. Una piensa que vigila la higuera día a día, a través de la ventana, cuando sucede lo contrario: quien es vigilada es una misma, desde la higuera…
  • Ann Lophas quoted2 years ago
    . No era exactamente romántico: habría preferido el amanecer frente al río Sena en vez de tener que tirarse al circuito interior (aunque si tuviera dinero para ir a París, tal vez no estaría planeando arrojarse desde ese mugriento puente), pero el objetivo final sería el mismo: acabar con todo.
  • YULIANNY HDEZ GRAZThas quoted4 months ago
    aquellos padres que no pudieran mantener a sus hijos debían engordarlos como lechones y venderlos a la gente rica para que se diera un banquete con ellos.

    ¿Como q vendían a niños?

  • beth026has quoted8 months ago
    —¡Vamos, adelante, mi pequeño kobold! —¿Kobold? ¿Ahora yo era un kobold? ¡Qué decía este hombre!
  • beth026has quoted8 months ago
    Y gané mucho más: así fue como me hice ayudante y aprendiz del gran Paracelso, no solo sin saber quién era él, sino tomándolo por lo que no era: un mendigo. ¡Qué fácil podemos llegar a juzgar a las personas! Aunque también Paracelso me tomó a mí por otra cosa, distinta de la que yo era.
  • beth026has quoted8 months ago
    duque Ernesto de Baviera, próximo príncipe arzobispo de la región de Salzburgo,
  • beth026has quoted8 months ago
    Paracelso confesó ante el duque que, luego de huir, reflexionó y decidió utilizar un disfraz para regresar a Basilea: tenía que averiguar algo. Según los datos que recabó, interrogando por aquí y por allá a colegas y demás gente involucrada en los funerales, los signos de muerte que presentaba el impresor Frobenius eran los de un tipo de envenenamiento que él conocía muy bien, ya que eran signos idénticos a los que habían llevado a la tumba a Xylotectus, el amigo a cuya viuda desposó Oporinus. En su ocasión, Paracelso había tenido la precaución de tomar nota de la versión del propio Oporinus acerca de cómo fue hallado muerto Xylotectus en su cama, después de sufrir extraños síntomas durante algunos días.
  • beth026has quoted8 months ago
    —¿Cuántos años tienes? —apartó el libro y me hizo una seña para que me acercara.

    —Según mi padre, debo tener doce años.

    —¿Dónde está él?

    —Murió —la mentira brotó de mi boca con descaro.

    —¿Y tu madre, tus hermanos?

    —Ella murió de viruela hace mucho tiempo. Ahora, al morir mi padre, mis hermanos y yo nos hemos buscado cada quien su propio camino.

    —¿Cuál escogiste tú?

    —Vine al burgo para buscar comida.

    —¿Solo a buscar comida?

    —No. También me gustaría encontrar algunas respuestas. Mi madre decía que yo era capaz de aprender cosas que mis hermanos nunca entenderían.

    —Veo en tus ojos inocencia y honestidad. ¿Cuál es tu nombre?

    Estuve a punto de mentir otra vez, de inventar un nombre falso, pero no pude.

    —Es que… no quiero decir mi nombre.

    —No importa. Encontraré uno a tu medida. Veo algo más en ti. No eres como cualquiera. Cada ser es único, sí, pero tú no eres como los demás. Llegas a mí en el momento preciso. No se trata de una coincidencia. Tengo algo muy importante que preguntarte.

    El corazón me latió como un tambor. ¿Acaso él estaba a punto de…?

    —¿Quieres ser mi aprendiz? Tendrás lo necesario para tu manutención. Y lo más importante: podrás aprender muchas cosas. ¿En verdad te interesa el conocimiento? —entre sus dedos tomó su instrumento metálico y lo hizo girar velozmente, como si con ello indicara que mi vida también podía dar un giro.

    —¡¿En verdad es usted Paracelso, el sabio que escribe tratados?! —lo dije con tanto entusiasmo que casi
  • beth026has quoted8 months ago
    Recogí un puñado de ceniza y lo apreté hasta que las uñas se me clavaron en la piel. La verdad era que mi maestro había muerto. La verdad era que un año antes yo había huido de los maltratos de mi padre y de mis hermanos, y que seguía huyendo. La verdad era que la gente veía en mí algo que nunca fui. La verdad era que yo sí creía que Paracelso era no solo un gran médico, sino un verdadero mago; no un charlatán, como pregonaban sus detractores: ¡un mago!, pero en ese momento la desesperanza atenazaba mis hombros con sus inclementes garras.
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