Primero, intentar cosas nuevas, sabiendo que algunas fracasarán. Segundo, al intentar algo nuevo, hacerlo a una escala en la que se pueda sobrevivir al fracaso: crear espacios de seguridad o avanzar poco a poco. Como se vio con los bancos y las ciudades, la cuestión es dar con la escala adecuada para experimentar: que sea suficiente como para marcar la diferencia, pero no tan aventurada como para que un fracaso se lo lleve todo por delante. Y tercero, enterarse de cuándo fracasa uno porque si no, no aprenderá nunca.