Estaba más allá del llanto y del colapso, pero el dolor se había instalado en su interior, y Louise detectó en breves destellos que no solo eran el maltrato físico y el rostro magullado lo que llevaba a Susanne Hansson a apartarse de la realidad y el presente. No solo había armado su coraza contra el mundo circundante para proteger su quebrantada psique u ocultar la humillación inherente a la severa agresión. La expresión que de vez en cuando asomaba en los ojos azules y apagados de Susanne revelaba sobre todo a una persona que había confiado en otro ser humano y que había sido traicionada sin que lograra comprender el porqué.