Cuando os encontráis alegres mirad en lo más profundo
de vuestro corazón y notaréis que lo mismo que os produjo tristeza
es lo que ahora causa vuestra alegría.
Cuando os sintáis abatidos volved a mirar vuestro corazón,
y notaréis que estáis llorando por aquello mismo que
anteriormente fue vuestra alegría.
Sin embargo, yo os digo que ambas son inseparables. Llegan juntas,
y cuando solamente una se sienta con vosotros a la mesa, recordad
que la otra se agazapa en vuestra cama.