seducción que despliega el olor es implacable: se instala en nosotros y sella su poderío en los tejidos de la memoria.
Totalmente, el olor es lo que más atrae a las personas, lo que te captura. Si alguien pasa desprendiendo de un olor atrayente, atractivo y rico, nuestro instinto es intentar hallarlo con nuestra nariz.
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Siempre se trata de dinero. Cuando alguien llama a esta puerta, se trata de dinero.
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Cimetiére des Innocents.
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las catacumbas de Montmartre
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—Está poseído por el demonio
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—No huele a nada en absoluto —contestó la nodriza.
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¿Acaso tiene que apestar? ¿Apestan acaso tus propios hijos?
—No —respondió la nodriza—. Mis hijos huelen como deben oler los seres humanos.
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parece al olor del caramelo, ¡no podéis imaginar, padre, lo dulce y maravilloso que es! Una vez se les ha olido aquí, se les quiere, tanto si son propios como ajenos.
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¡yo, Jeanne Bussie, no me vuelvo con esto a casa!
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Sobre sus rodillas yacía un ser extraño y frío, un animal hostil, y si no hubiera tenido un carácter mesurado, imbuido de temor de Dios y de criterios racionales, lo habría lanzado lejos de sí en un arranque de asco, como si se tratase de una araña.