Esa cabeza culpable no nos serviría para nada si cayese: esa cabeza nos ha costado demasiado caro para no obtener ningún beneficio. Los tiranos de Europa dan como pretexto a sus pueblos que nos estamos degollando unos a otros, que les declaramos la guerra para invadir sus Estados, sus fortunas, y que arrastramos al suplicio a un Rey honesto. Mientras él viva, moderarán sus movimientos; una vez muerto, ya no habrá ningún freno a su ambición y venganza; ofrezcan el perdón a este criminal, a condición de que ellos reconozcan con un procedimiento solemne la República francesa independiente.