Es el cascarón de su antiguo yo, un lenguaje calcificado sin un organismo lo suficientemente vivo como para continuar depositando capas nuevas.
¿Sería posible vivir de tal modo que nunca adquiriésemos hábitos mentales? Cuando se me vaya la memoria a corto plazo, no quiero verme acorralado en los mimbres de mis respuestas mecánicas. Si empiezo a ser mi antiguo yo, nada de medidas heroicas, por favor.