Fueron unos sobrevivientes, como muchísimos otros venezolanos de su tiempo que, de la misma manera que lo hicieron María Josefa Higuera y José Ignacio Padrón, lograron sortear las dificultades y salieron adelante en medio de los avatares, escasez, hambre, enfermedades, intranquilidad, rudeza e incertidumbre que impuso la guerra a quienes se encontraron, sin proponérselo, en medio del conflicto.