Todo esto implica, al menos, dos importantes movimientos internos para la (re)definición del campo de la promoción de la lectura. El primero es el progresivo alejamiento de la idea de «animación a la lectura» que acompañó sus primeras formulaciones en los últimos lustros del siglo XX. Entendida como un amplio y heterogéneo conjunto de estrategias y actividades para promover el acercamiento de niños y jóvenes al libro, esta