Se necesita un trasplante de cielo. El nuestro es gris y maligno, hecho de asfalto, de concreto evaporado. Migra sobre el valle como una parvada ciega. Está hecho de miles de alas oscuras. Es la contraparte negra del incendio: no son pájaros, es papel que se quema y su aleteo, es el olor del caucho derretido de las llantas. Se necesita un trasplante, un cielo manso y no este perro gris sobre los hombros.