Lo esencial de la naturaleza humana, porque el hombre es un ser creado en y para la relación con el Creador y con las otras criaturas. Lo esencial de la revelación divina, porque la Sagrada Escritura nos habla de que ese Dios no es un ser distante, abstracto o fruto de una imaginación delirante, sino que actúa en la historia y se relaciona con los hombres más allá de lo que su subjetividad es capaz de entender. Si actúa en la historia, significa que quedamos