Jessica Brockmole

Después de la guerra vuelves a casa y ya no sabes bien qué batallas vale la pena librar, en qué dirección apuntar el rifle.

Las mujeres somos diferentes. Mucho más intuitivas que ellos. Nos aferramos a las amistades y amamos apasionadamente, incondicionalmente. Pero también sabemos herir. Cuando hablamos entre nosotras, abrimos el corazón de par en par.

¡Hay tantas cosas que ver! Ni aunque tuviésemos doce vidas podríamos ver y hacer todo lo que queremos. Con las que nos han sido dadas a las dos es imposible que nos contentemos.

guiones que tratan de mujeres lo bastante fuertes para seguir adelante, para no desistir cuando las cosas se ponen difíciles. Mujeres que nunca cuelgan los zapatos de baile.

Vivimos en una época en la que las maestras de guardería son sospechosas. ¿Cómo no va a pasar apuros un guionista inteligente y con convicciones firmes, y que quizá fue a una o dos manifestaciones en su día?

El mundo está lleno de cosas serias –replicó él–. La guerra. La contaminación. Los republicanos. No podemos eliminarlos del guión, pero podemos reírnos de ellos, hacer que los diálogos rezumen desprecio.

Nada de despedidas: tengo muchos saludos por delante

Sé lo que es el arrepentimiento. Te pincha entre las costillas y ya no te deja en paz.

Me di cuenta de que en realidad no buscaba un asiento. Era a ella a quien buscaba. En ese momento y desde siempre.

¡Hay tantas cosas que ver! Ni aunque tuviésemos doce vidas podríamos ver y hacer todo lo que queremos. Con las que nos han sido dadas a las dos es imposible que nos contentemos.