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Elena Gorokhova

  • Daniela Jiménezhas quoted2 years ago
    Nacida tres años antes de que Rusia se convirtiera en la Unión Soviética, mi madre acabó siendo un reflejo de mi patria: autoritaria, protectora y difícil de abandonar. Nuestra casa era la sede del Politburó, y mi madre, su presidenta perpetua. Dirigía las sesiones en nuestra cocina, delante de una olla de borscht, con un cucharón en la mano, ordenándonos que comiéramos con una voz que hacía temblar a sus alumnos de anatomía. Superviviente de la hambruna, del terror de Stalin y de la Gran Guerra Patriótica, nos controlaba y protegía con férrea determinación. Lo que le había pa­sado a ella no iba a pasarnos a nosotros. Nos mantenía apartados del peligro, de la experiencia y de la vida misma con un estrecho abrazo que protegía nuestra inocencia al mismo tiempo que nos sofocaba.
  • Irasema Diazhas quoted2 years ago
    No dejes escapar la magia, me advertía mi padre, o te hundirás en las arenas movedizas de lo ordinario.
  • Irasema Diazhas quoted2 years ago
    A mí, sin embargo, más que de la desaparición del atún y del pelo amarillento de nuestra vecina, lo que me interesa es hablar de la felicidad personal y el deber. ¿Se trata de dos realidades excluyentes entre sí? ¿Es inevitable tener que optar siempre por una u otra?
  • Irasema Diazhas quoted2 years ago
    Seguro que ha visto lo que hay en nuestras tiendas: nada. Cualquier chica rusa enloquecería de alegría ante unas medias, gritaría de éxtasis ante unas botas de invierno que no parecieran unas valenki de campesina y lloraría ante una chaqueta vaquera. Pero los extranjeros no lo entienden y se niegan a hacer regalos prácticos.
  • Irasema Diazhas quoted2 years ago
    Pero no digo nada, no quiero revelarle lo que estoy pensando. Es algo que llevo practicando toda mi vida, un homenaje a mi abuela: lo que llevas dentro no lo puede tocar nadie.
  • Irasema Diazhas quoted2 years ago
    —Esa luz es nuestro brillante futuro —afirma—. El futuro que llevan prometiéndonos desde que íbamos al parvulario, desde 1917 y el asalto del Palacio de Invierno. Sólo que nadie nos había dicho que ese futuro estaba al otro lado del Atlántico.
  • Irasema Diazhas quoted2 years ago
    Es todo un gran vranyo —dijo mi hermana—. Todo hipocresía y falsedad. —A Marina le gusta emplear las palabras grandilocuentes y teatrales que ha aprendido en sus obras—. Todo este delirio comunista sobre el paraíso en la Tierra y la igualdad laboral… Ellos fingen pagarnos y nosotros fingimos trabajar.
  • Irasema Diazhas quoted2 years ago
    No entiendo por qué los países socialistas de Europa del Este, con sus economías planificadas, más fiables, no tienen unas divisas tan solventes como las de los inestables y agonizantes países capitalistas occidentales.
  • Irasema Diazhas quoted2 years ago
    La pulsera, que brilla en la palma de mi mano, es un recordatorio de mi estatus exclusivo, que me permite entrar en la Beriozka con todos sus tesoros prohibidos. Aunque ¿es realmente un privilegio poder estar junto a unos anaqueles llenos de comida que no puedo comer y de libros que no puedo leer?
  • Penélope C.has quoted2 years ago
    Dedushka le da vueltas a la manivela oxidada del pozo hasta que el cubo atado a una cadena cae dentro del agua. Yo me apoyo en el armazón del pozo y miro hacia abajo, pero es tan profundo que no logro nunca divisar el agua; sólo oigo el tintineo de la ca­dena, seguido de un chapoteo.
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