La moraleja del hundimiento económico de Irlanda y Letonia es, por lo tanto, la contraria de la que los neoliberales pretenden. La banca debería ser un servicio público. De lo contrario, sus preferencias de préstamo impedirán el crecimiento industrial, el empleo y el nivel de vida. El crédito se creará principalmente para comprar o hacerse con las propiedades, la infraestructura y las empresas existentes, haciendo subir su coste para encarecer las necesidades básicas, en lugar de hacerlas más competitivas.
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