José C. Valadés

desierto “el primer templo del espíritu

Los males de México —dice— son entre los principales […] El fastidio con que muchísimos ven la cosa pública […] El egoísmo con que otros la explotan […] La debilidad con que se tolera el vicio […] La falta de instrucción […] La propiedad sacada de sus bases naturales y enfeudada al clero […] La riqueza y consiguiente insolencia de éste […] La falta de probidad y previsión en los gastos públicos […] La prostitución de la llamada administración de justicia.

en Nueva Orleans, están reunidos con Ocampo los adalides del liberalismo que preparan la guerra civil; Manuel M. Arrioja, Benito Juárez, José María Mata, Manuel Cepeda Peraza, Ponciano Arriaga, Juan Bautista Ceballos.

Creemos que sería de nuestra parte tan pueril el intentar responder a cuanto mal dicen de nosotros los escritores asalariados

invitó a los señores Benito Juárez y José María Mata para que lo acompañaran al despacho de Arrangoiz.

Matías Romero, quien al correr de los años ganaría crédito como político y diplomático.

Al salir de Tulancingo, llevaba consigo tres mil pesos. La cantidad parecía grande

Dejaba don Melchor en Nueva Orleans a sus amigos de mayor confianza: don Benito Juárez y don José María Mata.

Numerosas afinidades unían a Ocampo con Juárez y Mata. Los tres compartían una misma responsabilidad, aunque sin poner en duda la autoridad del señor Ocampo

aparecían siempre inseparables, viviendo en el pensamiento político y en la modestia económica.