No estoy sugiriendo que los cristianos se acerquen al evangelismo de manera estricta o irrespetuosa. Sin duda debemos honrar el principio de que todas las personas son iguales a los ojos de Dios y tienen derecho a igual protección de las leyes, así como a un trato justo, cortés y respetuoso. Pero no hay una obligación moral de que adoptemos la noción de que todos los sistemas de creencias son igualmente verdaderos. Tenemos una obligación moral de no hacerlo