En general, y en primer lugar, la ISI rechazaba la solución del mercado y sugería su reemplazo por el estado desarrollista y planificador, cuyo objetivo sería la industrialización del país. En segundo lugar, se requería inversión para la creación de nuevas industrias, y para ello las entidades estatales de fomento y una política cambiaria de dólar barato eran los mecanismos para poder importar las materias primas y la tecnología necesarias. En la misma línea, los aranceles debían ser escalonados, muy altos para los bienes de consumo final y bajos para las materias primas y tipos de cambio múltiples (altos para los exportadores y bajos para los importadores).
En tercer lugar, los ideólogos de la ISI señalaban que la economía latinoamericana era dual, pues coexistían un pequeño sector moderno y un amplio sector tradicional. Mientras que el primero era similar a las economías ricas, en términos de tecnología, uso de capital y dependencia del mercado, el segundo era de baja productividad, crecimiento casi nulo y ausencia de mercados.