sujeto y el objeto. Cuando la «naturaleza» del objeto apasionante no basta para explicar el deseo, nos volvemos hacia el sujeto apasionado. Hacemos su «psicología» o invocamos su «libertad». Pero el deseo siempre es espontáneo. Siempre podemos representarlo por una simple línea recta que une el sujeto y el objeto.