Helena Sivianes

Después de visitar varios concesionario

El día pasó superrápido hasta que sentí de nuevo aquella sensación que

Sí, veo que lo sientes igual que yo.
Me cogió

Va a ser el verano más largo de mi vida.

pero para mí fue tocar el cielo con la punta de los dedos. Cuando su lengua rozó mis labios y se abrió paso en mi boca me encontró rodeada de estrellas en plena explosión. Como si los fuegos artificiales del cuatro de julio estallaran a la vez en lo más hondo de mi ser.

Sus palabras terminaron de desarmarme y a la vez me llenaron de un valor del que hasta entonces pensé que carecía.

Pase mis manos por su cuello acortando la distancia que nos separaba, noté cómo su respiración se aceleraba a la misma velocidad que la mía cuando nuestros cuerpos se acercaron hasta impedir que el aire corriera entre ellos. Me puse de puntillas todo lo que mis tacones me permitieron y él fue agachando su rostro hasta que nuestros labios se unieron. Todo empezó con un simple y casto beso, dos bocas que se empiezan a conocer,

—Sé que es duro, yo sé lo que habéis vivido estos meses, pero no puedes dejar que te vea así, te conoce y sabe que eres una chica fuerte. Nunca permitas que nadie controle cómo te sientes.

Garret:

Todo tiene una explicación, no me la has pedido, pero creo que debes saberla. No sé cuándo te la podré dar exactamente, pero créeme cuando te digo que estaba deseando que pasara el verano para volver a verte.

No estoy disponible para ningún tipo de explicación, fue bonito mientras duró.

Ahora la vida ha vuelto a su rutina.

Garret, no sé a lo que juegas, pero necesito ir al baño.

—No sin que antes hablemos, no puedes mandarme al carajo con un mensaje y quedarte tan a gusto —acerca aún más su rostro al mío y puedo percibir su intensa mirada azul —. Me debes una explicación que me crea.

—No tengo nada que decirte.