Un editor en el que se veía, creo, una de las características fundamentales de los editores que lo viven con pasión y que podríamos llamar «la emoción artesanal». Cuidar todo este proceso apasionante de transformar un manuscrito en un libro. Si es una traducción, buscar siempre los mejores traductores, porque un mal traductor para un libro literario es un crimen que lo invalida durante décadas; las mejores cubiertas posibles, consultadas muy a menudo con los autores, las contracubiertas, las fajas... Todo este proceso de edición, hasta después desembocar en la promoción