John N. Gray

  • Liliana Villasañahas quoted2 years ago
    A los gatos se los desprecia por la aparente indiferencia con la que tratan a quienes los cuidan. Les damos comida y casa, pero ellos no nos consideran sus dueños ni sus amos, y no nos dan nada a cambio salvo su compañía. Si los tratamos con respeto, nos toman cariño, pero no nos echarán de menos si nos vamos. Sin nuestro apoyo, no tardan en volver a asilvestrarse.

    la indiferencia es aparente, no real.
    ¿por qué deberíamos ser amos o dueños de ellos o de cualquier otro ser vivo?, ¿por qué deberíamos esperar siempre algo a cambio? Es mentira que no nos extrañan y también que siendo domésticos puedan sobrevivir sin nosotros.

  • Diana Moránhas quoted10 months ago
    El valor, la compostura, la confianza; las emociones y los principios; todos los pensamientos grandes e insignificantes no son del individuo, sino de la multitud: de la multitud que cree ciegamente en la fuerza irresistible de sus instituciones y de su moral, en el poder de su policía y de su opinión.
  • Liliana Villasañahas quoted2 years ago
    con las palabras que empleó Montaigne, «la peste del hombre es el convencimiento de saber».
  • Liliana Villasañahas quoted2 years ago
    Dándole al gato comida y cobijo, estaba defendiendo una vida, por pequeña e insignificante que fuera, en medio de la masacre. No era consciente de ello. Era joven y no reparaba en los motivos por los que hacía las cosas.
  • Liliana Villasañahas quoted2 years ago
    Cuando regresaba a la habitación tras un viaje sobre el terreno y lo oía moverse en su refugio o beber agua del grifo del baño o tirar algo que estaba encima de la mesa, me producía una sensación de vuelta a casa, de pertenencia, de estar seguro.
  • Liliana Villasañahas quoted2 years ago
    Fueron los gatos los que iniciaron ese proceso de domesticación, y lo hicieron poniendo ellos las condiciones. A diferencia de otras especies que también buscaban comida en los primeros asentamientos humanos sedentarios, ellos han seguido viviendo en estrecha compañía con las personas desde entonces sin que su naturaleza salvaje haya cambiado particu­larmente. El genoma de los gatos domésticos difiere en solo unos pocos aspectos del de sus parientes silvestres. Sus patas son algo más cortas y su pelo presenta mayor variación cromática. Aun así, como bien señala Abigail Tucker, «los gatos han cambiado tan poco físicamente durante su tiempo entre los humanos que incluso los expertos de hoy en día a menudo no pueden distinguir entre gatos domésticos y salvajes.
  • Liliana Villasañahas quoted2 years ago
    Es prácticamente imposible señalar el momento del paso de los gatos a vivir entre los humanos examinando fósiles antiguos, que apenas presentan variaciones incluso entrando en la modernidad».22
  • Liliana Villasañahas quoted2 years ago
    A menos que se los tenga dentro de casa, el comportamiento de los gatos domésticos no varía mucho del de los silvestres.
  • Liliana Villasañahas quoted2 years ago
    Los cerebros de los gatos domésticos han disminuido su tamaño en comparación con los de sus congéneres silvestres, pero eso no ha hecho que los domésticos sean menos inteligentes o adaptables. Puesto que la que ha encogido es la parte del cerebro en la que se localiza la respuesta de «lucha o huida», los gatos domésticos han podido tolerar situaciones que habrían despertado en ellos una gran tensión en estado salvaje, como el encuentro con los seres humanos o con otros gatos no emparentados.
  • Liliana Villasañahas quoted2 years ago
    Una razón más fundamental para que los humanos aceptaran a los gatos en sus hogares es que estos les enseñaron a quererlos. He ahí la verdadera base de la domesticación felina. Tan cautivadores resultan que a menudo se ha tenido a los gatos por seres ultramundanos.
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