Rafael Bernal

como nosotlos, que no oye, no ve y no habla

Departamento de Intrigas Internacionales

Como que se vuelven medio codiciosos. Y a ese cuchillo le he tomado cariño. Ya solito sabe el oficio.

—Sí, Martita. Así pasa con el miedo.

—Y usted no podía ser malo. Me decía cosas que me hacían reír y la risa es cosa buena. ¿Verdad?

¡Pinche muerto! No sólo hay que hacerlos, sino cargarlos

Aquí sólo gente poble… soló nosotlos.

—Nosotlos los chinos lo quelemos, señol Galcía. Polque usté é como nosotlos, que no oye, no ve y no habla. Ésas son las tles viltudes que aplenden los niños chinos… Mu buenas viltudes

Pero Marta no estaba en el baño. Estaba en el suelo, junto a la cama, cubierta de sangre, las piernas encogidas, los ojos abiertos.

pues la señora Oliver no tenía en qué caerse muerta, aunque, en verdad, sí se había caído de esa forma.