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Nick Hornby

  • Grishas quoted10 months ago
    –¿Eso es el futuro? ¿Salir adelante?

    –Me conformaría con eso –dice Louise–. Es el objetivo de todos los matrimonios, ¿no? No sé muy bien si hay algo más.

    Tom llama al timbre y aguardan en silencio.
  • Héctor Rojohas quoted2 years ago
    Lo principal era ser creyente. Antes de clase, en el recreo y a la hora de comer, jugábamos al fútbol en una cancha de tenis y con una pelota de tenis. Entre clase y clase nos cambiábamos los cromos de Estrellas del Fútbol: por ejemplo, Ian Ure por Geoff Hurst (era extraordinario que los cromos tuvieran el mismo valor), Terry Venables por Ian St. John, Tony Hately por Andy Lochhead.
  • Héctor Rojohas quoted2 years ago
    Lo principal era ser creyente. Antes de clase, en el recreo y a la hora de comer, jugábamos al fútbol en una cancha de tenis y con una pelota de tenis. Entre clase y clase nos cambiábamos los cromos de Estrellas del Fútbol: por ejemplo, Ian Ure por Geoff Hurst (era extraordinario que los cromos tuvieran el mismo valor), Terry Venables por Ian St. John, Tony Hately por Andy Lochhead.
  • Héctor Rojohas quoted2 years ago
    Todo lo que realmente vi aquel día fue una desconcertante cadena de incidentes incomprensibles, al final de la cual todo el mundo a mi alrededor se puso en pie gritando a voz en cuello. Si llegué a reaccionar igual, tuvo que ser con un vergonzoso margen de diez segundos después de todo el griterío.
  • Héctor Rojohas quoted2 years ago
    De todos modos, no fue la nutrida multitud lo que más me impresionó, ni tampoco fue que los adultos gozasen de absoluta libertad para gritar insultos como «¡SOPLAPOLLAS!» a voz en cuello y sin llamar demasiado la atención de los demás. Lo que más me impresionó fue sin duda que muchos de los hombres que estaban a mi alrededor detestaban, odiaban de veras estar allí. Por lo que yo sé, nadie parecía disfrutar, al menos en el sentido en que yo entendía ese término, nada de lo que allí ocurrió en toda la tarde.
  • Héctor Rojohas quoted2 years ago
    Tal vez fueran aquellos hombres desesperados y amargados que se habían reunido una tarde cualquiera en la Banda Oeste, en el campo del Arsenal, los que me enseñaron a encolerizarme de esa manera; tal vez por eso mismo me gano la vida al menos en parte haciendo las veces de crítico; tal vez sean sus voces las que oigo cuando estoy escribiendo. «Eres un SOPLAPOLLAS, Mengano.» «¿El Premio Booker? ¿EL PREMIO BOOKER? A mí tendrían que dármelo por haber tenido el valor de leerte.»
  • Héctor Rojohas quoted2 years ago
    Mientras supieras cómo se llamaba el entrenador del Burnley, a nadie le importaba que fueras un chaval de once años vestido como uno de seis.
  • Héctor Rojohas quoted2 years ago
    Y sí, sí que estoy al tanto de la otra cara de este maravilloso recurso del que disponemos los hombres: terminamos por ser unos reprimidos, fracasamos en nuestras relaciones con las mujeres, nuestra conversación es trivial, aburrida; somos incapaces de expresar nuestras necesidades emocionales, no conseguimos relacionarnos como debiéramos ni siquiera con nuestros hijos, morimos sumidos en la soledad y en la tristeza. ¿Sabes qué pienso? ¡Qué cojones importa! Si uno puede llegar a una escuela en la que hay otros ochocientos chavales, la mayor parte de ellos mayores, todos ellos más altos que uno, y no sentirse intimidado simplemente porque lleva a un Jimmy Husband repetido en el bolsillo de la chaqueta, creo que el trato valió la pena.
  • Héctor Rojohas quoted2 years ago
    En estas primeras fases, mi relación con el Arsenal era de naturaleza totalmente personal: el equipo no existía más que cuando yo estaba en el estadio (no recuerdo que me sintiera especialmente hundido a raíz de los pésimos resultados en campo contrario). Por lo que a mí se refería, si ganasen los partidos que yo viera en directo por 5-0 y perdieran todos los demás por 10-0, la temporada habría sido espléndida, probablemente conmemorada con un viaje del equipo en pleno, en un autobús abierto, para recorrer la M4 con el único propósito de venir a saludarme.
  • Héctor Rojohas quoted2 years ago
    Por vez primera, de golpe y porrazo me percaté de la presencia de todos los hinchas del Swindon que había a nuestro alrededor, de su espantoso acento del oeste, de su absurda e inocente alegría, de su delirante incredulidad. Hasta ese momento, nunca me había cruzado con los hinchas del equipo contrario, y les odié como nunca había odiado a un perfecto desconocido.
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