La organización cambiará solamente si, por ejemplo, los padres se separan y uno de ellos o los dos fundan una nueva familia, o si, eventualmente, mueren. En tal caso, los cambios organizacionales comportan casi inevitablemente la aparición de nuevos sistemas o la refundación de los antiguos.
Las principales propiedades estructurales de un sistema, cohesión, adaptabilidad y jerarquía, son también cualidades de la organización. De cierta manera, la cohesión se vincula preferentemente con el universo emocional (el sentir), la adaptabilidad con el cognitivo (el pensar) y la jerarquía con el pragmático (el hacer).
La cohesión equivale a la distancia relacional entre los miembros de un sistema, y se la suele considerar inscrita entre dos polos extremos de aglutinación y desligamiento.