Séneca acierta una vez más al señalar que la ira comienza en el pecho. Existe un estudio3 muy famoso en el que, con mapas que resaltan las zonas de calor, investigaron qué partes del cuerpo y con qué intensidad se activaban al surgir determinadas emociones en los sujetos investigados. En el caso de la ira, la zona más activa era el pecho y sus alrededores, así como los puños, el cuello y la cabeza