Estamos entrando en lo que me parece que es un territorio no mapeado y, por primera vez en la historia, tratamos de tener relaciones que no estén basadas en la coerción. Coerción hacia las mujeres por dependencia económica y legal, coerción hacia las mujeres por sus cuerpos, coerción a los hombres por las estructuras sociales y económicas. Estamos intentando, creo, encontrar un nuevo balance.