La primera escala es Traunstein, un pueblo pequeño, como recostado sobre el repecho de las montañas, al sureste del lago Chiemsee
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la casera les trae sendos jarros de vino caliente
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especias y pondera su glühwein, abrigador y generoso, fuerte para los adultos y muy aguado y dulce para los niños,
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Leopold les comenta que sus gobernantes son famosos por sus colecciones de arte, libros, objetos científicos, piedras preciosas y hasta animales disecados y plantas. Y allí vive el maestro Haenke, que va a decidir su futuro.