Vagamente humillada al constatar que mi madre faltaba a uno de sus deberes, ya que, según parecía, sí era un deber suyo. Más adelante aún, atónita al enterarme de que también había que limpiar los quemadores de gas, la parte inferior de los lavabos y la trasera de los frigoríficos y las cocinas que nunca se ven, supe de la existencia de un montón de trucos en Femme pratique, Bonnes soirées, para que todo esté más brillante, más blanco, para que todo el interior de una casa acabe siendo una trampa de cómo conservar las cosas. Además, te empujan a creer que lo harás muy deprisa, en un abrir y cerrar de ojos. El abrir y cerrar de ojos lo he conocido con mi madre, pasando de la sopa a la carne en el mismo plato para ahorrar vajilla, diciendo que a ese jersey le va bien la suciedad y no hay por qué cambiarlo, para ella consistía en dejar todas las cosas en paz, con su polvo y su desgaste.