En esencia, Pattabhi Jois describió lo que experimentan muchos practicantes de yoga a medida que su práctica madura, es decir, que no se pueden trabajar exclusivamente los aspectos físicos del yoga dejando de lado la dimensión psicológica de la práctica. Obviar el papel que desempeña la psicología para modelar y determinar nuestra forma de estar en el mundo sería pasar por alto las capas más profundas de la práctica del yoga, aquellas capas que a la larga nos hacen repetir las típicas secuencias de angustia y descontento. Sin duda, podemos experimentar ciertas transformaciones físicas que ocurren cuando realizamos posturas de yoga, pero caer en patrones habituales más profundos requiere un período de atención sin preferencias ni aversiones: una mente que pueda estar presente con lo que sea que surja en el campo de la consciencia. De lo contrario, nuestros patrones habituales más profundos producirán síntomas recurrentes, conocidos en sánscrito como granthi, que se refieren literalmente a los nudos de la mente y el cuerpo. En un principio estos nudos se dan a conocer por medio de síntomas que generan descontento, es decir, por medio de los seis venenos.