Alejandra Chaparro

en la India, China y otras regiones de Asia, donde las culturas privilegian, sin complejos, a los hijos sobre las hijas

«Lucho porque no quiero que mis hijas pasen por esto. Quieren a las mujeres como esposas y madres, pero no en calidad de hijas»

«Cuando visitas algún hospital del sur de Asia encuentras alas enteras de niños enfermos en las que el 80 por ciento son varones, porque a las niñas no las llevan al hospital»

La sociedad puede influir profundamente en las diferencias de género, e incluso llevar a los afectados a quitarse la vida. Lo que hace que las tasas de mortalidad resulten aún más significativas es que, en contra del supuesto de que las mujeres constituyen el sexo débil, en términos estadísticos las niñas recién nacidas son más fuertes que los bebés varones. Están mejor construidas por naturaleza para conservar la vida. A medida que los científicos exploran el cuerpo femenino en detalle, van comprobando lo increíble que es la capacidad de supervivencia de las niñas. Incluso en un mundo que no siempre las quiere.

Cuando se trata del instinto más básico de todos, el de supervivencia, el cuerpo femenino resulta estar mejor equipado que el masculino

Después de haber analizado el tema en gran profundidad, llega a la conclusión de que, en su primer mes de vida, los varones corren un riesgo de morir un 10 por ciento mayor, debido, al menos en parte —si no completamente—, a razones biológicas

la capacidad natural de las niñas para sobrevivir se ve degradada por las sociedades en las que nacen. «Donde existe paridad, no son las niñas las que nos preocupan», afirma Lawn. «El riesgo biológico es mayor para los varones, pero las niñas corren un riesgo social mucho mayor.»

«Siempre creí que era un problema físico, porque los niños son ligeramente más grandes, pero creo que se trata de susceptibilidad biológica a las heridas»

Una de las razones que explican que nazcan más varones prematuros es que las embarazadas, por motivos que se desconocen, suelen tener más problemas de placenta y una presión sanguínea más alta

Las mujeres viven cinco o seis años más que los hombres en casi cualquier sociedad, y así ha sido durante siglos.