Debemos aprender a regocijarnos de las acciones virtuosas de los demás, de su felicidad, cualidades y buena fortuna. Por lo general, hacemos todo lo contrario y sentimos celos. Los celos son muy perjudiciales tanto para las personas como para la sociedad. En un instante pueden acabar con nuestra felicidad y armonía, y las de los demás, y provocar peleas e incluso guerras. En la vida diaria podemos comprobar cómo las personas reaccionan con celos en sus relaciones y en lo que respecta a sus negocios, posición social y creencias religiosas, causando sufrimiento a muchas personas. Nuestros problemas de celos podrían solucionarse con solo aprender a regocijarnos de la bondad y felicidad de los demás. Esto es algo que podemos hacer incluso cuando estamos tumbados, descansando o realizando nuestras actividades diarias.