—Oh, sí, qué amable por su parte. Soy Mrs. Wilkins —dijo Mrs. Wilkins—. No espero —añadió, sonrojándose, cuando Mrs. Arbuthnot no respondió nada— que le sugiera nada. A veces, tampoco a mí parece sugerirme nada. Pero —miró a su alrededor como buscando ayuda— soy Mrs. Wilkins.