Lo que más deseaba era volver de un modo u otro a esa clase media de la que había escapado temporalmente, casarse por amor con un hombre bueno y sencillo, que no fuera ni demasiado guapo ni demasiado listo, fundar un cómodo hogar burgués y tener una numerosísima descendencia burguesa. Sabía que esos hombres existían: hombres que no se mostraban continuamente tan vanidosos, jactanciosos o ultraintelectuales que ella no podía seguirles el ritmo.