Editatum

Si acepto, me convierto en una persona conformista.

Si acepto, pierdo toda mi energía y mi capacidad para elegir lo que quiero y cuando.

Lo innecesario, aunque cueste un solo céntimo, es caro

gastar más de lo que se gana es sumamente peligroso

Lo ideal en cualquier economía es que los gastos no superen el 90 % de los ingresos, para así poder contar con un “margen de maniobra”.

Dicen que la única puerta que no se abre es la que no se toca.

Encuentra todas las desventajas posibles: Ten en cuenta todo aquello que pueda salir mal o fuera del plan y considera solo cifras y hechos reales para tomar tu decisión
Limita al máximo las posibles pérdidas: vas a comenzar una nueva actividad y ya conoces las posibles desventajas. Ahora establece un límite de perdidas de tal manera que si algo sale mal puedas continuar adelante con tu vida sin sufrir ningún descalabro, y la experiencia te sirva para aprender y cometer menos o ningún error la próxima vez.
No actúes emocionalmente: el miedo a perder una “oportunidad de oro” o incluso la avaricia nos pueden llevar a tomar decisiones emocionales. Nunca tomes decisiones apresuradas, tómate tiempo para

organizar tus ideas y, más importante aún, para recopilar infor- mación que te permita tomar la decisión correcta.
Evalúa cómo afectará a tu vida: puede que tengas una oportunidad única esperándote, pero debes ser cuidadoso de no perder lo que ya tienes. ¿Cómo afectará esta decisión a tu vida y tus otros proyectos? Por muy tentadora que parezca una oportunidad, es posible que no sea el momento apropiado para tomarla. Piensa primero en cómo se verá afectada tu vida.
En todo este proceso tienes que ir avanzando a un ritmo cómodo para ti. No apresures nada porque cada cosa requiere su tiempo; lo importante es que te has puesto en marcha, la urgencia no ayuda, la persistencia si.

Más del 90 % de las actividades que hacemos a diario son inconscientes, son comportamientos o pensamientos que hemos aprendido y que ahora van en “piloto automático”. Ejemplos de automatismos: caminar, conducir, acceder a una app del móvil, etc. La automatización de este tipo de comportamientos es habitual porque nos evita tener la mente continuamente sobrecargada.

Nuestro cerebro gasta mucha energía para procesar información y generar las respuestas adecuadas. Por eso, cuando repetimos una conducta durante un tiempo, el cerebro automatiza esa secuencia o comportamiento. Esto es así porque nuestro cerebro optimiza sus recursos.

Yo utilizo esta fórmula para modificar o eliminar hábitos:

Identifico que quiero cambiar.
Defino claramente lo que tengo que hacer, en lugar de lo que hasta ahora he venido haciendo.
Realizar –aunque ya haya empleado el automatismo que quiero “desautomatizar”– la conducta que estoy incorporando.

Clasifica tus deudas y anótalas.
Págalas estableciendo un orden:
Las más pequeñas, porque se liquidan rápidamente. Esto es muy estimulante y reafirma nuestra determinación.
Las más caras, es decir, las que afectan más a tu economía.
En cuanto te sea posible unifícalas.
Prohibido usar tarjetas de crédito.
Usa solo tarjetas de débito