Imperceptibles a los sentidos humanos, lo démones malvados son “los responsables de los padecimientos que se ciernen sobre la tierra (como por ejemplo, epidemias, malas cosechas, terremotos, sequías)”49 al tiempo que “se ganan a las masas, encendiendo los apetitos de los hombres con deseos amorosos y con ansias de riquezas, poderes y placeres, y con vanas opiniones también, de las que nacen las revueltas, las guerras y otras calamidades de su misma naturaleza”.50