La “perturbación” platónica bien podría interpretarse, asimismo, como “acoso”. En este sentido, Platón es quien inventa la espectrología como hantología, como ciencia de los fantasmas que acosan a los vivos. Y, por lo tanto, debemos concluir que la “hantología” derrideana no es necesariamente una forma de deconstruir la metafísica puesto que, en el nacimiento mismo de la metafísica, la hantología formaba parte constitutiva de su morfología. Los espectros, lejos de ser el resultado de una metafísica deconstruida, son la condición misma de la existencia de una metafísica que, para pensar el mundo, la naturaleza, la cultura y la política tuvo que hacer frente a una entidad, conceptualmente inestable y ontológicamente difícil de aprehender, denominada espectro.