Tratan sobre una manera de mirar la realidad, sobre esa manera que llevó ―según cuenta la leyenda― a exclamar a Galileo: «Y, sin embargo, mira tú, se mueve». Es la idea de que, nos guste o no, por muy relativistas que nos pongamos, por mucho que hablemos de la falsedad de nuestras percepciones, por mucho que alucinemos con los textos de Feyerabend o Lyotard en