finales de la década la colección de un aficionado al jazz podía consistir en solistas de jazz tradicional o swing (Louis Armstrong, Jonah Jones), big bands (Stan Kenton, Duke Ellington, Woody Herman), puntales del bebop (Dizzy Gillespie, Sonny Stitt) y transformadores del bebop (Thelonious Monk, George Russell), vocalistas nuevas y veteranas (Sarah Vaughan, Ella Fitzgerald), proveedores de cool (Gerry Mulligan, Chet Baker), músicos conceptuales inspirados en el clásico (John Lewis, Dave Brubeck, Miles Davis), «hard boppers» que bebían del gospel (Art Blakey, Horace Silver), y visionarios de vanguardia (Ornette Coleman, Cecil Taylor).