Sólo de madrugada Siti me escupe al sueño, después de haberme chupado la sangre.
Es un sueño esforzado y monótono, como el trabajo de una costurera industrial. Y es como si me encontrara al pie del telar, cosiendo el tejido de mis sueños, que se deshilacha como un producto chino sintético, de baja calidad. Hasta en sueños me obliga esta ciudad a trabajar para ella. A hilvanar los oscuros despojos, a unirlos con rudimentarias costuras.