Entiendo que nuestros actos de resistencia puedan estar avocados al fracaso. De hecho, continuar trabajando en mi manuscrito, además de entrañar un grave peligro, implica una acción sin un objetivo claro, carente de una meta concreta. Prácticamente, lo único que me incita a continuar es no defraudar al señor R, que con tanta insistencia ha decidido conservar el manuscrito. Es terrible sentir el vacío que va abriéndose paso en mi interior, pero aún es peor contemplar en su rostro un gesto de resignada decepción.